miércoles, 11 de marzo de 2009

DÍA MUNDIAL DEL RIÑÓN: 12 de marzo



INFORMES Y GESTION
EL MÉDICO INTERACTIVO - ESPAÑA
INFORMES
12 de marzo, Día Mundial del Riñón

Cerca de cuatro millones de españoles padecen algún tipo de enfermedad renal y un 12 por ciento desconoce que la sufre. Para detectar estos casos en los que esta patología se mantiene oculta, la Sociedad Española de Nefrología (SEN) impulsa ‘Estrategias en Salud Renal’, una iniciativa pionera en nuestro país, que pretende reducir la prevalencia de enfermos renales en los próximos años e impulsar nuevas medidas en el manejo integral del paciente. Con motivo del Día Mundial del Riñón, SEN, SEMERGEN y semFYC apuestan por incidir en la detección precoz de la enfermedad crónica y en los factores de riesgo que hacen que millones de personas mueran por episodios cardiovasculares en los que está implicada la enfermedad renal.

Nekane Lauzirika

El índice de mortalidad por enfermedad renal se sitúa en España en un 14 por ciento, mientras que cada año un millón de personas en todo el mundo fallece como consecuencia directa o indirecta de estos trastornos nefrológicos. La insuficiencia renal además de ser una patología grave en sí misma es, al mismo tiempo, una dolencia silente e insidiosa que precede a enfermedades cardiovasculares, como son el infarto de miocardio o el accidente cerebrovascular. Por eso, sensibilizar a los médicos de Atención Primaria y a la población de la importancia de la función renal como marcador de enfermedad crónica y de riesgo cardiovascular es uno de los mensajes en los que se está incidiendo en el Día Mundial del Riñón de este año y en el que se van a impulsar las ‘Estrategias en Salud Renal’. La detección de la insuficiencia renal es muy sencilla mediante unos rutinarios análisis de sangre y orina que se pueden hacer en cualquier laboratorio.

“La dolencia renal no siempre es bien conocida. Pacientes con cifras normales de creatinina pueden tener alterada su función renal. Por eso hay que tener muy presentes los factores de riesgo: la dislipemia y la hipertensión. El médico de familia debe realizar una Medicina preventiva, conocer qué pacientes son de riesgo y así detectar a los que todavía no tienen síntomas visible”, explica el doctor Francisco Brenes, coordinador del Grupo de Urología de.SEMERGEN. Hay una serie de pacientes que por sus características es más fácil que tengan alteraciones renales. Diversos estudios demuestran que más de la mitad de los que padecen dislipemia tienen alterada su función renal. “En los grupos de hipertensos y diabéticos debemos hacer un control más exhaustivo. Y no limitarnos sólo a conocer las cifras de creatinina. Realizando exclusivamente este análisis se nos escaparán un número importante de diagnósticos”, reconoce Brenes.

Este especialista considera que hay una serie de fórmulas que se deberían de empezar a utilizar para detectar mejor la dolencia y llegar a más pacientes. ”Hay que solicitar a los laboratorios que nos hagan la transferencia intramedular. Esto es lo que nos dirá de verdad cuál es la auténtica función renal. Asimismo, debemos de conocer qué fármacos estamos dando a nuestros pacientes para proteger mejor sus riñones; es necesario conocer más y mejor a nuestros pacientes; pero sobre todo tenemos que conseguir diagnosticar a más enfermos”.

Para conseguir este objetivo, los médicos de Atención Primaria piensan que su peor enemigo es la falta de tiempo. Ellos se suelen quejar de no poder desarrollar todos sus conocimientos en la práctica diaria por el escaso tiempo que disponen para dedicar a sus pacientes. “El sistema sanitario se ha de plantear que los médicos hagamos tan sólo aquellas funciones para las que estamos cualificados. A veces, tengo la sensación de que hacemos de todo menos de médicos. De ahí que se nos escapen diagnósticos precoces”, según Brenes.

El coordinador de Urología de SEMERGEN insiste en esta falta de tiempo para atender al paciente, consciente de que una temprana y más alta detección de la dolencia renal por parte de los facultativos serviría para evitar, o al menos reducir, no sólo el sufrimiento personal y familiar, sino también el coste económico derivado de la enfermedad.

El doctor Brenes aboga por crear vínculos con las Sociedades Científicas. “Se han elaborado ya diversos documentos, en concreto con nefrólogos, para fomentar las sinergias entre los profesionales. Hay que tener claro qué pruebas se deben solicitar y cuándo debemos derivar un paciente. A veces nos encontramos con un médico que no envía pacientes al especialista y otro, por el contrario, que los deriva a todos. Hay que fijar a partir de qué cifras hay que enviar el paciente al nefrólogo, porque hoy día no siempre están claras. Se tiene que poner en marcha la vigilancia compartida”.

Herramientas diagnósticas

Alberto Martínez Castelao, presidente de la SEN, coincide también a la hora de recalcar la necesidad de detectar la enfermedad renal crónica y, sobre todo, en sacar a la luz la no diagnosticada. “Para ello, hay una serie de exploraciones en las que siempre debe insistirse: la presión arterial con especial vigilancia sobre diabéticos e hipertensos. Igualmente, es preciso estudiar las concentraciones de albumina y proteínas totales en orina, además de estimar la función de los riñones a través del filtrado medular, como parte del análisis renal”. Este nefrólogo recuerda que según un reciente estudio ‘Epirce’ realizado por la SEN, uno de cada diez españoles padece la enfermedad renal crónica (ERC) y un 6,8 por ciento ha perdido ya más de la mitad de la función renal. “Estamos contactando con médicos de Atención Primaria para que dispongan de herramientas con las que poder realizar un diagnóstico precoz.

Hemos elaborado, junto con la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), un documento consenso para que todos los laboratorios de los centros de AP faciliten, además de los índices de la creatinina plasmática, el grado de filtrado del riñón", señala el especialista, quien explica que existen casos en los que el primer indicador puede resultar normal, pasando inadvertida la patología renal, que sí podría diagnosticarse valorando el segundo.

El índice de mortalidad por enfermedad renal en España se sitúa en un 14 por ciento

Este nefrólogo reconoce que un porcentaje mucho más elevado del deseado de los pacientes les llega al centro cuando tienen ya la enfermedad renal instaurada y en fases avanzadas, lo que en opinión de este doctor “puede ser perfectamente evitable”. “Posiblemente un número nada desdeñable de estos pacientes podría haberse evitado. En ocasiones, hay medicamentos que pueden dañar los riñones. Por esto, cuando la insuficiencia está oculta y el médico no lo sabe, puede administrarle fármacos que le dañen los riñones, más que beneficiarle. He aquí la clave y la mentalización que queremos potenciar en el día del riñón de este año, porque si se ponen medidas a tiempo, tales como el control de la presión arterial, del colesterol, del azúcar en los diabéticos… se puede frenar o ralentizar la evolución de la insuficiencia renal”, explica este especialista.

Pruebas adecuadas

En esta misma línea de prevención y detección precoz, el doctor José María Lobos, coordinador del Grupo de Trabajo de enfermedades Cardiovasculares de semFYC, piensa que hay que conseguir llegar a ese porcentaje de la población que desconoce que tiene insuficiencia renal. “Hay que sacar a la luz la insuficiencia renal oculta. Un ocultamiento que puede deberse a que no se ha solicitado nunca atención médica o bien a que no se le hayan hecho al paciente nunca las pruebas adecuadas”. Lo que se hace es una estimación del filtrado del riñón mediante una serie de fórmulas que son conocidas, relativamente y a las que cada vez estamos facilitando más y mayor accesibilidad para no fallar en la detección de la enfermedad renal oculta. La opinión de los expertos es unánime en que para luchar contra la enfermedad renal crónica lo mejor es apostar por la prevención y el diagnóstico temprano. Si se detecta a tiempo se consigue retrasar la evolución de la enfermedad renal, tanto para que no se llegue a la diálisis como para no ser candidato a un trasplante, además de reducirse significativamente la aparición de enfermedades cardiovasculares en estos pacientes.

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