martes, 12 de mayo de 2009

H1N1A - primera pandemia del SIGLO XXI

Virus de la gripe A (H1N1). Foto: CDC

Primera pandemia del siglo XXI
08 Mayo 2009 · M.L.J./ C.A. Madrid
JANO.es

El mundo permanece en alerta ante la gripe por el virus A/H1N1, que combina segmentos de los típicos de los cerdos, aves y humanos


En la mañana del viernes 24 de abril, las autoridades sanitarias de California y Texas (EE.UU.) informaron de que 7 personas habían sido contagiadas por un nuevo tipo de gripe porcina, una extraña mezcla nunca antes vista de virus típicos de los cerdos, las aves y los humanos. La situación, al menos inicialmente, distaba mucho de ser “preocupante”, según la definió la Dra. Anne Schuchat, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) estadounidenses.

Ya desde el primer momento, los mismos CDC relacionaron la gripe con un brote grave y tardío localizado en México, responsable del fallecimiento de 20 personas. El secretario de Salud de ese país, José Ángel Córdova, había reconocido la existencia de “brotes epidémicos ya fuera del tiempo en el que normalmente se presentan”.

Síntomas
La gripe porcina es un trastorno respiratorio del cerdo que rara vez afecta al ser humano. En EE.UU. tan sólo se habían registrado 12 casos de infección entre diciembre de 2005 y febrero de 2009. Es posible que el origen del brote mexicano se remonte incluso al 18 de marzo, fecha en la que sus autoridades detectaron un aumento de los cuadros pseudogripales. En un principio, se creyó que los casos correspondían a cuadros de gripe estacional.

Por su parte, el Centro para el Control de Enfermedades de la Columbia Británica (Canadá) solicitó a su personal sanitario una especial atención a los viajeros que, procedentes de México, presentaran enfermedades respiratorias. Según declaró el propio Centro, “los síntomas incluyen fiebre alta, dolor de cabeza, dolor en los ojos, dificultad para respirar y fatiga extrema, con una progresión rápida de la sintomatología que conlleva a una grave disfunción respiratoria en un período de unos 5 días”.

La misma tarde del día 24, la OMS dio la voz de alarma sobre el riesgo de una posible pandemia, y en la mañana del sábado las autoridades mexicanas prohibieron los espectáculos públicos en aras de evitar la propagación del brote del ya entonces identificado como virus A/H1N1.

El Ministerio de Sanidad y Política Social de nuestro país reconoció el domingo 26 que la cifra de casos posibles de gripe A (H1N1) se elevaba a 9, para un día después confirmar el primer caso en España y en Europa –un joven hospitalizado en Almansa (Albacete) que había contraído el virus en un viaje a México– entre los 20 casos por entonces sospechosos.

Por su parte, los CDC señalaban que “las enfermedades más recientes y la muerte reportada parecen indicar que en EE.UU. puede estar surgiendo un patrón caracterizado por enfermedades más graves asociadas a este virus. La mayoría de las personas no tendrán inmunidad a este nuevo virus y, al continuar su transmisión, se anticipa que se presenten más casos, más hospitalizaciones y más muertes en los próximos días y semanas”.

La situación de emergencia sanitaria generada por el virus A/H1N1, según informó José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, el día 27, “se limita al continente americano”, razón por la que la Eurocámara recomendó a los ciudadanos de la Unión evitar los viajes innecesarios a México –recomendación que ese mismo día se extendió a los desplazamientos a EE.UU., para irritación de sus autoridades–. Sin embargo, el mismo día se confirmaron 2 nuevos casos en el continente, concretamente en Reino Unido, otros 2 en Israel y 3 en Oceanía –Nueva Zelanda–, por lo que el brote adquiría un carácter global.

Comité de Emergencias
Sin embargo, en todos los casos los pacientes habían contraído la infección en México o en Estados Unidos. Aun así, y tras la reunión de su Comité de Emergencias el día 27, la OMS decidió elevar el nivel de alerta de pandemia de gripe desde la fase 3 a la fase 4 (la escala completa es 1-6), caracterizada por una transmisión verificada entre humanos de un virus de la gripe animal o humano-animal reagrupado capaz de causar “brotes a nivel comunitario”. La fase 4 indica un incremento significativo del riesgo de pandemia.

Como explicó la Dra. Chan, “dado la presencia generalizada del virus, la contención del brote no es viable. En estos momentos, la atención se debería centrar en las medidas de mitigación. Lo que no implica que se cierren las fronteras o se impongan restricciones a los viajes internacionales”. Sin embargo, el 29, día en el que la secretaría de Sanidad mexicana había reconocido que la cifra de muertes se elevaba a 160, Francia solicitó a la UE la cancelación de todos los vuelos procedentes de México, una medida ya aprobada por Argentina.

Epidemia inminente
El mismo día 29, España, donde los casos confirmados se elevaban a 10 y a 70 los sospechosos, comunicó el primer contagio entre humanos (contagio indirecto) producido fuera de América. Un día en el que la OMS volvió a elevar el nivel de alerta de pandemia hasta la fase 5 y, por tanto, constataba la propagación del virus entre humanos en 2 países de una misma región de la organización, concretamente en México y EE.UU. Aunque la mayoría de los países no estarán afectados en esta fase, su declaración es un indicio claro de la inminencia de una pandemia y de que queda poco tiempo para organizar, comunicar y poner en práctica las medidas de mitigación planificadas.

La, al cierre de esta edición, probable fase 6, es decir la fase pandémica, se caracteriza por los criterios que definen la fase 5, acompañados de la aparición de brotes comunitarios en al menos un tercer país de una región distinta. En definitiva, indica que está en marcha una pandemia mundial.

¿Segunda ola?
En el período posterior al de máxima actividad, la intensidad de la pandemia en la mayoría de los países con una vigilancia adecuada disminuiría por debajo de la observada en el momento álgido. En este período, parece remitir; sin embargo, no pueden descartarse nuevas oleadas, y los países han de estar preparados. Las olas pandémicas pueden sucederse a intervalos de meses, y cualquier señal de “relajación” puede resultar prematura.

En cuanto a España, los últimos datos del Ministerio de Sanidad del día 5 de mayo muestran unas cifras de 57 de casos confirmados y de 63 casos sospechosos de gripe. Unos números, por tanto, muy inferiores a los comunicados por México, que ya el día 30 de abril había solicitado a sus ciudadanos una cuarentena domiciliaria voluntaria de 5 días: 26 muertos y 590 confirmados. En la misma fecha, sin embargo, los datos oficiales de la OMS sólo reconocían unas cifras globales de 26 muertos y de1.124 confirmados.

En espera de la elaboración de una vacuna eficaz, y de manera similar a lo acontecido en la última década con la gripe aviaria, los pacientes que han contraído la gripe A (H1N1) están siendo tratados en todo el mundo con dos inhibidores de la neuraminidasa, oseltamivir (Roche) y zanamivir (GSK), antivirales que tanto la OMS como los CDC estadounidenses consideran activos frente al virus.

Oseltamivir y zanamivir
El objetivo, sin embargo, es el desarrollo de una vacuna que confiera inmunidad frente a este nuevo virus. Más aún en los casos graves, pues hasta el momento la inmensa mayoría son, cuando menos en los localizados fuera de Norteamérica, de carácter leve y evolucionan favorablemente con los antivirales. Así, numerosas han sido las compañías farmacéuticas que, en colaboración con los programas de la OMS, han comunicado el inicio de los estudios para lograr la vacuna.

Sea como fuere, el tratamiento actual viene marcado por el oseltamivir o zanamivir (sólo del primero Roche asegura haber distribuido 220 millones de tratamientos en todo el planeta). En nuestro país, el Ministerio de Sanidad y Política Social cuenta con 10 millones de tratamientos desde que surgiera la amenaza de pandemia por la gripe aviaria.

Gripes mexicanas, americanas y novedosas

Desde el pasado 25 de abril, el planeta ha convivido con el miedo a una repetición de la situación vivida en el segundo decenio del siglo XX con la mal denominada gripe española –y no tanto con el SRAS y la gripe aviaria–. ¿Y por qué mal denominada española? Simplemente por no hacer referencia al origen de la pandemia, localizado ulteriormente por los expertos en Estados Unidos.

Transcurridos casi 100 años, parece que la polémica está condenada a repetirse a raíz de las acusaciones cruzadas no sólo sobre el origen del brote del virus A/H1N1 –algunos medios mexicanos lo han localizado en China, de donde habrían importado cerdos infectados–, sino también sobre el nombre con el que figurará en la historia. Así, las autoridades israelíes ya propusieron el 27 el nombre gripe mexicana para denominar el brote, el mismo día que la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) aludiera a la posibilidad de bautizar el virus A/H1N1 como gripe norteamericana (la región en que se identificó por vez primera). Posteriormente, ya el día 29, la Comisión Europea eliminó el término porcino de toda denominación referida al brote. De ahí la terminología propuesta por la Unión, tan políticamente correcta –y poco llamativa–: “nueva gripe”. Por último, la OMS prefiere utilizar el término gripe A (H1N1).


Prepararse para lo peor

A lo largo de los últimos 5 años, la comunidad internacional se ha preparado para la posible aparición de una pandemia de gripe aviaria H5N1. Ahora, en el caso de la A (H1N1), tanto la transparencia como la comunicación fluida entre la OMS, los gobiernos, los profesionales sanitarios, la sociedad y los medios de comunicación cobran una enorme importancia.

Los expertos recuerdan que el virus de la gripe es impredecible, a veces desaparece por sí mismo y en otras ocasiones muta o se recombina para volverse, en una segunda oleada, mucho más agresivo, como ocurrió con la gripe española de 1918, que, aunque en su segunda oleada “sólo” tenía una tasa de mortalidad del 2,5% (la de la gripe común es del 0,8%), acabó con la vida de 40 millones de personas. Por eso hay que estar preparado para lo peor.

Nos encontramos, en definitiva, en un período inestable de la evolución del brote y todos los ciudadanos desempeñan un papel en la disminución del riesgo de una pandemia global. Han de adoptar una actitud de vigilancia, pero no de alarma, y estar dispuestos a recluirse en sus domicilios en caso de verse afectados por un cuadro pseudogripal. La combinación del aislamiento domiciliario con otras medidas de aislamiento social podría detener su diseminación. Además, estas acciones permitirían ganar tiempo para ampliar las reservas de antivirales y fabricar una vacuna, cuya preparación y distribución podría requerir 6 meses.

La capacidad de los países con rentas bajas e intermedias para detectar y mitigar los efectos de este nueva variante vírica constituye un motivo de preocupación. Desde el punto de vista histórico, los efectos de las pandemias gripales en los países en vías de desarrollo han sido devastadores. Por ejemplo, Christopher Murray predijo en The Lancet en 2006, a partir de datos procedentes de la pandemia de la gripe española (1918-20), que una posible pandemia mundial de gripe aviaria ocasionaría la muerte de 62 millones de personas, el 96% de las cuales residirían en países de renta baja e intermedia. Las poblaciones desplazadas, como los refugiados, corren un riesgo especialmente elevado. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el A/H1N1 ha afectado hasta el momento a personas de entre 20 y 40 años, las más sanas e inmunocompetentes.

No hay comentarios: